lunedì 1 dicembre 2008

hoy he sido algo así como un personaje de novela urbana de los noventa, haciéndome un pitillo en el metro, yo sola, en roma, volviendo desde anagnina a la estación de termini, leyendo otra vez nocilla dream y pensando en qué románticas y qué literarias pueden llegar a ser las cosas, despedidas en aeropuertos, viajes en tren, paseos por florencia o por roma a las tres de la mañana, sentarnos en la fontana de trevi a hacernos confesiones o pedir deseos, hablar en italiano, comer en una trattoria del trastevere, asomarnos de la mano a ver cómo fluye el tíber y yo te riño porque el tíber se merece un respeto y te digo qué significa literalmente dico tibi quia tu es Petrus et super hanc petram aedificabo ecclesiam meam et portae inferi non praevalebunt adversum eam et tibi dabo claves regni caelorum mientras lo leo escrito en letras de tres metros alrededor de la cúpula de san pedro. y yo llevo una palestina como falda y tú una mochila con moscas rosas y joder, qué guapo estás, qué bien te queda italia, cómo paramos en todos los foot locker de florencia (ahora tú también la llamas firenze, y supongo que es algo a lo que no se puede escapar, llamarla firenze, comer pizza por sus calles, mirar el duomo y alucinar bastante)
y qué románticas y qué literarias pueden llegar a resultar las cosas, sobre todo las cosas de las que no tenemos fotos, en parte porque mi cámara es una mierda, en parte porque están mucho mejor guardadas en las pupilas y es que estos cinco días los tengo grabados a fuego sobre la piel con tu tinta verde de duendecillo. y creo que ya no me hace falta ningún tatuaje.