tres de la mañana. jugueteo con mi insomnio y con los restos de tus palabras rebotando en mis oídos, pim pim, pim pim. estoy insoportablemente cursi, lánguida y melancólica... todo el acto de echar de menos que ayer a estas horas me hinchaba la piel como un globo demasiado tenso esta noche me resbala por los mechones de pelo cortados en el lavabo y soy terriblemente feliz aún estando tan lejos porque nueve días es una juerga, porque estoy cebada de antibióticos, porque pasado mañana vuelvo a roma a llenarme los ojos de siglos enteros y porque qué cojones, porque estoy de erasmus y las cosas funcionan jodidamente bien. me cago en la puta si funcionan. jodidamente bien, sí señor.
me he vuelto a cortar el flequillo, y a pintarme los ojos y he regresado también a un par de mis antiguas manías esquizoides obsesivas: controlar cada dato, medir cada segundo, contar los pasos, las sílabas, elegir la palabra perfecta entre todo el paradigma y especialmente, usar los determinantes y los deícticos como deben usarse.
una vez estudié filología. ahora leo a bukowski en italiano y escucho incesantemente un directo de el ultimo ke zierre. dos canciones de totalitär. un disco de discharge. un tema de mk ultra. toda la discografía de los coronas. cuarenta segundos de skontra.tengo a bryce echenique esperándome como agua de noviembre en el salón. y muchas más faltas de ortografía que hace un año.
y echo de menos la cama revuelta, ese zumo de naranja y las revistas abiertas.