giovedì 22 gennaio 2009

cómo nos gusta fumar después de comer chocolate

o este país no tiene puto sentido, vol.2

de hecho, la sensación de hoy bajando corso vanucci ha sido algo así como ir de tripi, sin entender nada (cuánto hablo de corso vanucci...) porque cuando las cosas me agobian, me relajo. si me enfadan, me calmo o grito. si me pongo triste pienso racionalmente o pido consuelo

y los primeros días todo es un poco vacío y un poco desquiciante


pero cuando no entiendo las cosas, cuando no entiendo cómo funciona un puto país entero, entonces no sé qué hacer. no hay cosa que odie más que la incomprensión

pero al cabo de la semana empiezas a extrañar los pequeños detalles


hay algo más surrealista que pasarte una mañana entera esperando en la puerta de un despacho para que te expliquen cómo puedes hacer un examen que te ponga en el nivel que tienes en tu propia lengua materna

es un poco como como si te pellizcaran el estómago con unas pinzas de acero…


y que la chica que lleva a la gente erasmus haya salido "un attimo" (un momento) y que sea la una de la tarde, la oficina vaya a cerrar y el "momento" siga prolongándose?

pienso en, no sé, en enterrar la nariz entre los pelitos de tu pecho


o que vayas a la biblioteca de la universidad y te obliguen a dejar todo lo que sea susceptible de ser utilizado como recipiente o contenedor de objetos, que te manden a una mesa minúscula y que después no te dejen sacar nada porque a los erasmus no se les permite retirar libros?

en cómo hueles detrás de la oreja


o que lleves cuatro años estudiando literatura y vayas a pedirle bibliografía para el examen a la profesora de la asignatura (que además es tu coordinadora) y la profesora en cuestión te dé dos libros: uno de ellos, un libro de texto de segundo de bup. el otro, un manual de ochocientas páginas de historia de la literatura medieval?

en el calor que desprende la piel de tus hombros cuando te rozo despacito antes de besarte


no sé. es normal que vaya de tripi. después el chico que atiende en la biblioteca te sonríe y te pregunta que por qué no has puesto el número italiano en cada una de las tres fichas que has rellenado exhaustivamente para retirar los libros que poco después te va a decir que no puedes retirar, y tú que ya vas conociendo como se las gastan los italianos porque son muchas horas en la domus, o que a lo mejor tantas horas en la domus te han vuelto un poco paranoica, le dices que no, que no tienes número italiano, qué se le va a hacer, pero de todas maneras aprovechas y le preguntas que qué suele preguntar la profesora en los exámenes y para tu sorpresa te dice que no hace falta que te estudies más que el cid y la celestina.

pero hay algunas cosas que te pellizcan así, como pincitas de acero, y sonríes un poco. de medio lado. después del todo. no sé. duele. pero es como apretarse un moratón. un moratón de los del brazo.

y coges corso vanucci, y vuelves a casa.
sin entender nada todavía, pero bien