qué camas tan grandes.
ai...
qué noches más puras... ai bis.
estoy estúpidamente feliz y vuelvo a la sensación de que a mí no se me ha perdido nada en italia, con lo bien que se está viendo capis viejos de lost en el sofá, comiendo canelones calentados en el microondas y tapados con una manta.
la felicidad es un poco eso, un poco ir a bueu con graña conduciendo un montón de calimocho en la parte de atrás.
evaristo: qué grande.
nota: no se puede estar en coruña sin hacer trampas.