- de qué te quejas? tú no querías irte a amsterdam con él, acuérdate que te daba pánico que no tuvierais nada de que hablar y sabías de hecho que te ibas a aburrir.
- hombre... pues sí pero no sé.
- nada, entonces no te quejes. no se puede querer estar toda la vida en el altar de todo el mundo. sí para tí fue igual da gracias.