momento, 2.0:
los horizontes empiezan a desdibujarse. punto de ebullición ---> a punto de caramelo. appunto!
(sabato sera, oggi usciamo usciamo usciamo)
(tú en porto, mi ciudad némesis, mi archienemiga! yo mardigrass, orleans, cánticos y botellas de ron en las calles. aquí también llueve. la procesión va por dentro però. soportales de hacienda, cuánto de lo que tengo se lo está llevando el tiempo. acumulamos polvo en los cajones y tachamos días en el calendario. cuatro. uno due tre quattro. passo avanti. uno due tre quattro cinque dieci cento passi.
llueve. disyuntiva irónica, tacones o doc martens, bianco o nero, no hay mucho más. tú coge trenes, te quedan tan bien. el paisaje pasa por detrás de ti a la velocidad justa. no lo notas, pero estás más cerca. y el paisaje pasa por detrás de ti a la velocidad justa, eso es lo que pone sobre el papel, cuando estoy a tu lado no le hago mucho caso ni al paisaje ni a trenitalia ni a renfe ni a comboios de portugal. el tiempo es así de hijo de puta conmigo, pasa despacísimo ahora pero a la vez parece que TODO fue ayer, así de cerca y así de condensado)
pero sí, 21 días, el momento clave en el que las cosas dejan de ser dulces y empiezan a clavarse en la parte baja del vientre. es una historia vieja, la hemos vivido infinitas veces, pero yo aún no sé quitarme las tenazas estas, amor. hay días en que no, pero no importa, porque es como cuando en roma llegábamos de la fontana di trevi al panteón, el viaje era raro pero al final llegábamos a casa.
al final siempre llegamos a casa.