llevo desde las diez de la noche deprimidísima pensando en lo rápido que pasa el tiempo y en lo mucho que cambian las cosas y en que qué mierda tal y cual, y me he puesto a mirar fotos viejas, para acrecentar la melancolía, supongo, ese tipo de tonterías que a veces se hacen cuando estas medio mal y quieres regodearte en tu propio sufrimiento. he visto algunas fotos de perugia, y muchas de hace mucho tiempo, de botellones antiguos en los que tenía el pelo corto y el flequilo muy largo y muy rizado, con sudaderas de capucha básicamente, y los ojos sin pintar, fotos de mis zapatillas de estrellas que me robaron los punkis de caldas, fotos de las paredes de mi cuarto cuando tenían menos fotos y menos cicatrices, fotos en hostales sórdidos, fotos de mis cariocas viejas que hice con dos jakis, fotos en las que se me ve superjoven a pesar de que me parece haberlas sacado ayer, fotos y fotos que no hacían más que sumirme en mi angustia existencial estúpida.
es curioso, porque ha sido llegar a una foto, una foto que además está desenfocada, una foto que duele bastante si se tiene en cuenta quién fue el que la saco, una foto de septiembre de hace casi tres años, y ponerme a sonreir como una idiota.
el tiempo pasa. pero generalmente, pasa para bien. aunque echemos de menos algunas cosas, siempre todo cambia para mejor.
(qué guapo has sido siempre) (pero qué mucho más guapo eres ahora) (mandela de mi soweto)