martedì 29 dicembre 2009
por lo indiscriptiblemente bello del desconocimiento, me encanta cuando no nos entendemos. por el misticismo, por la unión de contrarios, por el choque de civilizaciones, por el proceso de apr(h)ender, de apre(h)ensión, por cuando me miras como si fuera un animal extraño que se ha colado en tu cocina y te habla de metafísica kantiana y de ontología y de la propuesta de chomsky y de la primera antología de valente y de lo escatológico en panero como fin último y como medio , y me dices que para qué vale todo eso, y yo te miro extrañada y tú me hablas de gráficas y de estructuras y de coordenadas y yo tampoco te entiendo nada pero pienso que todas estas cosas valen para eso, para que nos queramos y nos admiremos como flores exóticas creciendo en libertad y enredando los petalos de vez en cuando. y sonrío traviesa y tú te enfadas porque me río de tus argumentos y yo no argumento nada y yo me río y no te lo explico porque sé que no entenderías nada y te quiero por cosas como esa, especialmente.